Para un ejecutivo no existe el concepto procesador de texto u hoja de cálculo, y menos editor de presentaciones, sino tres palabras con las que se denomina a las aplicaciones que diseñó Bill Gates. Palabras en su momento sinónimo de su función, y hoy viceversa.
La dependencia a Microsoft Office es tal vez el principal impedimento para que las empresas y usuarios en general adopten nuevas plataformas operativas de escritorio como Linux y OSX.
Existe una cerrazón mental casi inconsciente contra nuevas alternativas de código abierto, menos propietarias, más estándares y más económicas.
Esto se debe en gran parte a que desde que somos niños en la escuela nos enseñan solamente un lado de la moneda, son muy pocas las instituciones educativas que realmente abren las posibilidades a sus alumnos más allá de Windows y Office.
Hago referencia al blog de un buen amigo, Juan Carlos Hernandez, que comenta que en las primarias no enseñan a los estudiantes a usar un procesador de texto, sino Word; no aprenden a usar hojas de cálculo, sino Excel.
Esto equivale a que solamente nos enseñaran a conducir un auto Ford y a negar la existencia de otras marcas.
Ejemplo burdo, pero cierto.
Microsoft se ha apropiado de la conciencia colectiva, las palabras Word, Excel y PowerPoint están tatuadas más profundamente en la mente de los usuarios que la marca de cierto refresco de cola (ya saben a cual me refiero).
Claro, Office ocupa ese lugar por varias razones, entre ellas el hecho de que es una excelente suite de oficina.
Sin embargo, otras alternativas han evolucionado a grado tal que hoy compiten directamente con Microsoft.
Tenemos a OpenOffice.org, cuya mas reciente versión es sumamente usable, eficiente y compatible con todos los formatos de archivos usados actualmente.
También encontramos a las nuevas aplicaciones de oficina Web, encabezadas por la oferta de Google Docs (http://docs.google.com), que de igual forma ofrece una suite completa y que además puede ejecutarse desde cualquier dispositivo mediante un navegador Web.
Ambas opciones son capaces de generar interesantes ahorros en licenciamiento para cualquier empresa e incrementar la productividad de su plantilla, pero que para ser adoptadas se requiere que los usuarios y administradores de TI rompan muchos paradigmas y alcancen un nuevo nivel, una mente de código abierto.