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Empresas de tecnología basadas en ‘software’ libre se expanden en Bogotá

Este tipo de programas empieza a llamar la atención en la ciudad porque ofrece servicios baratos, que se pueden reinstalar y revender sin pagar más.

Fredy Rivera, gerente de la empresa de tecnología Qwerty,  tiene en su apartamento en Chapinero la sede del negocio. Basta pararse de la cama para estar ya al mando de todo. Por el chat le da instrucciones a un ingeniero para un producto nuevo y por el
celular conversa con un nuevo cliente.

Fredy, de 35 años, es oriundo de Líbano (Tolima). Con su equipo de siete personas, Rivera ha creado servicios como Galenux (www.galenux.com), un software para administrar servicios médicos como citas y medicamentos. El programa, que ya usan seis instituciones y 45 consultorios independientes, sirve hasta para recordarle al paciente cuándo tomarse una pastilla, y gratis.

A la revista El Malpensante le vendió un sistema para manejar suscripciones y tiene otro programa para identificar con códigos los carnés de empleados de las empresas. Ya suma más de una treintena de clientes.

La casa de los pingüinos

En una casa de dos pisos del barrio La Patria (noroccidente) trabaja otro ‘gomoso’ del software libre que se vino a vivir a Bogotá para crear empresa: Alejandro Ríos, payanés de 26 años, gerente de Avatar, una pequeña firma enfocada en crear sistemas de telefonía por Internet.

En la modesta vivienda, ubicada al lado de una iglesia de barrio, jóvenes que no pasan de los 30 años suben y bajan las escaleras.
Aquí también tienen sede las empresas Icit (capacitación) y Latinux (soluciones informáticas), y entre todos se prestan desde los socios hasta el baño, que, como todo en el lugar, está decorado con pingüinos. Hasta la corbata de Alejandro los tiene, por ser el símbolo de la filosofía del software libre.

Solo son un puñado todavía

«En toda Bogotá no hay más de 10 empresas que se dediquen por completo al software libre y ese mundo se mueve con gente muy joven», explica Manuel Dávila, director de Tecnología e Innovación de Uniminuto, experto y pionero en el tema.

En todo el país, apenas hay registradas 63 empresas o consultores de este estilo, según el sitio web Directorio de Software Libre. Entidades como la Cámara de Comercio y la Federación Colombiana de la Industria del Software no tienen datos precisos de esta industria, pero dan fe de su crecimiento acelerado.

Por ahora, todos estos jóvenes se conocen y organizan juntos jornadas de instalación de programas gratuitos en sitios públicos y ferias de novedades.

Reducen a la mitad los costos

«Es un mercado con mucha demanda y poca oferta, y es un dinero que se queda en el país», resume Fredy Rivera.

Este tolimense ni siquiera es ingeniero. Su oficio de toda la vida ha sido cocinar, pero descubrió un día que podía vivir bien creando innovaciones tecnológicas menos costosas y más «amables» que compitan con las grandes multinacionales.

«Una pequeña droguería que necesite un software puede gastar hasta 11 millones, porque tiene que pagar licencias. En software libre le cuesta unos cinco millones, y la licencia es suya y puede vender el programa a otras personas», dice Fredy.

Con la misma visión empezó Avatar en el 2003, que al principio era un capricho de ocho ingenieros de la Universidad del Cauca y hoy ya tienen una veintena de clientes en la ciudad y en países como Estados Unidos, Guatemala y Venezuela.

Los principios del código abierto

El ‘software’ libre es un tipo de programas de computador que se pueden utilizar sin restricciones, es decir, con la posibilidad de estudiarlos y modificarlos.

Alrededor de estos programas hay un movimiento mundial de personas que dedican su tiempo libre a proyectos sin ánimo de lucro (como el gratuito sistema operativo Linux) y, algunos, a vivir de los adelantos que producen.

Son cuatro libertades las que rigen este movimiento. «Libertad cero: usar el programa para lo que quieras; uno: conocer el código fuente para poder estudiar el programa; dos: modificar el programa, y tres: compartir el programa», explica Fredy Rivera, gerente de la empresa de ‘software’ libre Qwerty.

El negocio de quienes se dedican a crear soluciones informáticas de este estilo está en la capacidad de replicar sus productos y ofrecer soporte técnico.

«La ganancia está en el servicio, no el producto. El producto es gratis, pero yo sé cómo se hace y, por lo tanto, puedo enseñar a manejarlo, a instalarlo y a repararlo y cobrar por eso», dice Alejandro Ríos, gerente de Avatar.

En Bogotá, el acuerdo 279 del 2007, aprobado por el Concejo, ordena a las autoridades distritales promover capacitaciones a la ciudadanía sobre el uso de software libre e, incluso, fomentar su enseñanza en colegios públicos. Todas las empresas consultadas coinciden que no se ha hecho lo suficiente sobre el tema.

 

ElTiempo.com

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