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pymes, software libre frente al software ilegal y los virus

El estudio «Riesgos y costos del uso del software ilegal en las pymes de Argentina», elaborado por Prince & Cooke para Business Software Alliance (BSA) y Microsoft, enumera varios problemas relacionado con las descargas ilegales en las pymes.

Entre ellos, aparecen los ataques de virus, que afectaron al 62% de las encuestadas. El 12,5% de las pymes reconoció daños o pérdidas de información valiosa y el 4,2% dijo haber experimentado fallas críticas que causaron suspensión de actividades.

El impacto en la rentabilidad no es de extrañar si se tiene en cuenta que el 59% de los programas ilegales que se bajan de redes entre usuarios y de las soluciones que evitan las medidas de seguridad del software original contienen virus y programas espías. Basta mencionar que el 62% de los ataques de virus informáticos en el país son padecidos por las pymes.

Las pymes, según BSA, son conscientes de las consecuencias legales del uso del software ilegal, pero tienen una pobre apreciación de los otros riesgos: el 9,8% no estimó el valor anual de este tipo de problemas y la mayoría no establece pautas de trabajo para evitarlos.

«Si bien un 79% de las empresas advierte a sus empleados sobre los riesgos de utilizar o cargar software ilegal, sólo el 26% de las pymes establece políticas sobre el uso apropiado de Internet y las redes puerto a puerto», dijo María de Monserrat Guitart-Piguillém, miembro de BSA.

Al respecto de las alternativas de prevención, Jorge Cella, gerente de iniciativas de seguridad de Microsoft, opinó que «la educación de los usuarios acerca de los pasos que deben realizar para asegurar un buen uso del software es cada vez más necesaria, ya que el uso del software no original afecta la integridad de la herramienta».

La piratería de software provocó pérdidas por US$ 339 millones en 2008, según BSA. En la región ese monto se eleva a US$ 4300 millones, suma equivalente al 60% de los desembolsos realizados por el Banco Interamericano de Desarrollo para proyectos productivos en América latina.

 

La Nación


El Software Libre busca hacerse un lugar en el país

Daniel Coletti, el presidente de Cadesol, habló sobre los primeros seis meses de vida de la Cámara, y las oportunidades y beneficios que ofrecen esta clase de programas al mundo corporativo. Reconoció que faltan compañías con ERPs de calidad.

A mediados de junio de este año, un grupo de nueve firmas crearon la Cámara Argentina de Empresas de Software Libre (Cadesol), con la intención de que el mundo corporativo se haga eco de los beneficios de utilizar este tipo de programas, que les ofrecen la posibilidad de ejecutar, copiar, distribuir, o incluso mejorar la aplicación que incorporen, de acuerdo a sus necesidades puntuales. La organización logró consolidar su posición durante el último semestre, y aspira a abrir la convocatoria para sumar nuevos socios durante 2010.

Su presidente, Daniel Coletti, que también es el director de la compañía XTech, quien señaló que esta clase de programas tiene varios puntos a favor, que no se limitan solamente a un ahorro de costos. Entre sus otras ventajas, se destaca que los usuarios no están obligados a actualizar la aplicación por decisión de la firma desarrolladora. “Lo hacen cuando tienen fondos disponibles, o cuando los sistemas están listos”.

“Además del la independencia del proveedor, obtienen un software transparente, que pueden entender cómo funciona, distribuirlo, replicarlo o modificarlo”, agregó el ejecutivo. Desde su punto de vista, la penetración de esta clase de programas es alta en Argentina: “Hay pocas corporaciones que no tengan nada de Software Libre. Siempre algo hay, ya sea de forma periférica o central”. No obstante, reconoció que pese a que ganó bastante terreno en los servicios de red, mail o navegación, todavía no logró consolidarse en las áreas críticas de las empresas.

– ¿Qué hace falta para que el Software Libre se gane un espacio en los ámbitos críticos?

-Si nos referimos al caso específico de industrias verticales y tradicionales, donde el core del negocio pasa más por el ERP, el problema es que no hay Software Libre con el grado de avance y extensión que tienen los programas propietarios. A lo sumo, los que hay son para empresas medianas.

-¿Cuál es su postura respecto a las políticas que impulsa la Business Software Alliance, tales como la promoción de un portal para denunciar el uso del software ilegal, o alentar las acciones judiciales contra infractores?

– La postura de Cadesol es simple: si elegís usar software propietario y su tipo de licenciamiento, tenes que cumplir. Pero BSA se maneja como si fuera un recaudador de impuestos. Ejecuta la política que se ideó hace mucho tiempo: te permito que lo copies, y cuando esté bien metido en las organizaciones, sale a recaudar impuestos. Igual, en definitiva son los usuarios los que decidieron tomar ese riesgo, y deberían haber visto los problemas que puede generar.

Según Coletti, en los próximos años el sector de SSI vivirá importantes cambios: “Muchos de los que producen software propietario para este tipo de sistemas van a empezar a integrarse con Software Libre. Ahí va a ser un poco más difusa la línea de lo que es uno y otro”.

Por otro lado, el ejecutivo consideró que a las empresas desarrolladoras de Software Libre todavía les resulta muy difícil participar de licitaciones públicas. “El problema es que el Gobierno impulsa la neutralidad tecnológica, que no es tal: es neutral cuando participa algún producto de Software Libre, pero no pasa lo mismo si es propietario”. Y agregó: “El Estado debería decir que necesita un sistema que haga tal o cual cosa, no la marca o el tipo de licencia. Aunque sabemos que tampoco es fácil que pase eso”.

 

Enlaces |

  • www.cadesol.org.ar
  • www.xtech.com.ar
  •  

    CanalAR

     


     

    «La pyme sigue sin fiarse del software libre»

     

    Madrid On Rails es uno de los grandes proyectos con los que el Ayuntamiento de Madrid quiere impulsar el software libre en las pymes. En centro asesora, ofrece formación y desarrolla «proyectos libres». Su único requisito: presentar una idea innovadora.

    Fernando Blaya, director general del centro y experto en software libre, explica que aunque las empresas comienzan a darse cuenta de las ventajas del software libre, «todavía queda mucho que hacer».

    Madrid On Rails es un centro neurálgico de dinamización, promoción, formación y difusión de las tecnologías basadas en software libre y fuentes abiertas, que apuesta por la agilidad y por una filosofía de «menos es más». El centro parte de una inicitaiva del ayuntamiento de Madrid y el Ministerio de Industria a través del Plan Avanza y su objetivo es luchar contra la brecha digital que hay en muchísimas pequeñas empresas de Madrid.

    En seis meses de actividad, el ritmo de trabajo ha sido frenético. Han formado a 230 pymes y emprendedores, organizado eventos como el Madrid iWeekend, y asesorado a 300 empresas en el desarrollo de sus proyectos de software libre de forma totalmente gratuita.

    ¿Cuál es la situación del software libre en las pequeñas empresas?

    Fernando Blaya: El software libre está en mantillas en las empresas. Es verdad que hay una comunidad muy potente que está fomentando el software libre en España, pero mucho por andar todavía. Iniciativas como la nuestra están dando a conocer lo que es el software libre, y empezando a quitar miedos a muchas pymes, pero todavía se están dando los primeros pasos.

    ¿Cuáles crees que son las principales ventajas que el software libre aporta a las empresas?

    F.B.: Una de las principales ventajas es que al disponer del código fuente de las aplicaciones, podemos ajustarlo a nuestras propias necesidades. Por otro lado el software libre suele ser mucho más seguro, no presenta muchos de los problemas de seguridad que son típicos del software cerrado y además suele contar con el apoyo de una comunidad que continuamente mejora las aplicaciones, le añade nuevas funcionalidades, resolviendo errores, etc.

    Existe el mito de que una de las razones por las que el software libre no despega en las empresas es por la falta de soporte.

    F.B.: Esa es una idea que está muy difundida pero que no es correcta. Puede que hace unos años sí que nos encontrásemos ante esta situación, pero no se corresponde ahora con la realidad.
    Las mismas empresas que están desarrollando software libre son las que también están ofreciendo soporte.

    Las distribuciones más populares como Ubuntu cuentan con partners en España que ofrecen soporte a las empresas, y soluciones abiertas como por ejemplo MySQL ofrece el mismo soporte que otras cerradas como las de Oracle.

    Estamos ante un cambio de modelo de negocio, basado en el servicio. Ya ha pasado el tiempo de las licencias de software. Podemos disponer de opciones como OpenBravo o Sugar CRM e instalarlas en nuestra empresa, pagando únicamente por el soporte o por la formación que podamos necesitar. Cambia el modelo de hacer negocios alrededor del software.

    ¿Cuáles son las principales barreras de entrada para las empresas?

    F.B.: Una de las principales es que muchas empresas piensan que el software libre es software de «andar por casa». Piensan que por ser un software en muchos casos gratuito, no tiene la calidad del software comercial o licenciado. Piensan además que se trata de un software menos seguro, menos probado… cuando en realidad es todo lo contrario.

    Independientemente del software que utilicen… ¿cuál crees que es el nivel tecnológico de las pymes españolas?

    F.B.: Como en todo, depende del tipo de pymes. Evidentemente en las de base tecnológica, el nivel es muy alto. En el resto todavía nos encontramos en una situación un tanto kafkiana. Encuentras hoteles que todavía siguen haciendo sus reservas y facturación a mano, almacenes que apuntan su libro de almacén en un cuaderno, micropymes que siguen llevan su contabilidad en el antiguo libro contable, pymes que tienen la base de clientes en la cabeza del dueño de la empresa… Te encuentras ante situaciones que además van a ser muy difíciles de cambiar.

     
     
    MuyPymes

     

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    Mark Shuttleworth abandona el puesto de CEO de Canonical

    A partir de marzo del próximo año, voy a centrar mi energía en el diseño de productos, asociaciones y clientes. Esas son las áreas que más me gustan y también son las áreas donde mejor se puede dar forma a los efectos que tiene el código abierto y el mercado de la tecnología. Soy capaz de hacer esto porque Jane Silber, que ha sido directora de operaciones de Canonical prácticamente desde el principio, asumirá el cargo de consejero delegado.

    Desde que Jane se unió a la empresa, ella y yo hemos compartido la carga de la coordinación entre los dirigentes de todos los equipos principales que conforman Canónical.

    y entre otros comentarios continua:

    Me he vuelto muy apasionado sobre el diseño y calidad, y deseo pasar más tiempo pensando cómo podemos aprovechar el proceso de colaboración para crear mejores productos.

    Para finalizar:

    Muchas personas en la comunidad conocen a Jane de la Cumbre de desarrolladores de Ubuntu, y por supuesto que estará bien establecida como líder de Canonical. Con el fin de centrarse en su nueva función, esperamos la contratación de un director de operaciones y un nuevo coordinador para Ubuntu One (ambos puestos serán anunciados públicamente). No hay prisa, por lo que se coordinaran las cosas con cuidado y espero que estaré centrado en mi nuevo cargo a partir de marzo.


    (imágen de Jane Silber, COO de Canonical)

     

    UbuntuLife

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    Chromium browser en español

    Al instalarlo desde los repositorios PPA se instala en inglés, no ocurre lo mismo con Google Chrome el navegador de Google que sí se instala en castellano, pero como queremos usar Chromium, porque es libre y por estas cositas que tiene Google Chrome.

    • Desde Sistema >> Administración >> Orígenes de Software haremos clic en Otro software.
    • Clic en el botón Añadir.
    • Allí ingresamos ppa:chromium-daily/ppa, y hacemos clic en Añadir origen.
    • Luego de hacer clic en Cerrar el sistema nos informará que es necesario recargar la información acerca del software disponible, clic en Recargar.
    • Lo instalamos sudo apt-get install chromium-browser chromium-browser-l10n
    • Ya podemos utilizar el navegador Chromium

    Si ya teníamos instalado el navegador y solamente queremos castellanizarlo, no hay problema, en consola ingresamos:

    sudo apt-get install chromium-browser-l10n
    Reniciamos el navegador y listo.
     
     
    Ubunlog
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    Solución a los problemas de Flash en Ubuntu 9.10

     

    Bien pues parece ser que la fuente del problema es la versión que esta incluida en los “restricted extras”.

    La solución al problema, la que probé y me funcionó, consiste en agregar un repositorio ppa que contiene la ultima versión de flash para 64 bits.

    ¿Cómo?

    • Desinstalamos la versión actual, sudo apt-get remove flashplugin-installer –purge (de preferirlo podemos hacerlo desde Synaptic con la opción Marcar para desinstalar completamente).
    • Desde Sistema >> Administración >> Orígenes de Software haremos clic en Otro software.
    • Clic en el botón Añadir.
    • Allí ingresamos ppa:sevenmachines/flash, y hacemos clic en Añadir origen.
    • Luego de hacer clic en Cerrar el sistema nos informará que es necesario recargar la información acerca del software disponible, clic en Recargar.
    • Instalamos la nueva versión, sudo apt-get install flashplugin64-installer

    Ahora abrimos el navegador y listo!

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    Mozilla Firefox cumple 5 años

     

    Muchos blogs y comunidades web empezaron y tomaron forma más o menos contemporáneamente con Mozilla Firefox, por lo que la evolución del browser se acomodó -pero también dictó el compás- a las sucesivas evoluciones y rediseños de nuestros propios proyectos y de cientos de miles de otros sitios, medios y servicios web, cuya usabilidad se ve potenciada y extendida gracias a los cientos de plugins de Firefox sin los cuales muchos nos sentimos maniatados.

    {youtube}-ULDH90H530{/youtube}

    Lo más simpático de todo es que el contenido central del artículo de cumpleaños es un video embebido con la etiqueta, propia de HTML5. Como sabrán, Firefox 3.5.x es uno de los pocos browsers que cumplen con el estándar HTML y son capaces de desplegar aquel contenido. Para el resto de los browsers, lo que se despliega es un video alojado en Youtube, como recordándonos de qué nos estamos perdiendo.

     

    FayerWayer

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    La versión de Linux que usa Google

    Pero hasta hace poco, no se sabía mucho de qué uso y qué tipo de problemas encontraba Google en su intensivo uso de Linux.  Digo hasta hace poco porque en el reciente Kernel Summit realizado en Japón, Mike Waychison de Google asistió para exponer a los principales hackers del kernel, el uso que este gigante informático le da a Linux.

    Google usa un sistema de control de versiones del software bastante arcaico para lo que está acostumbrada la comunidad del código abierto, lo que provocó risas en los asistentes.  Se trata de Perforce, y en comparación a nuevos sistemas como Git, tiene limitaciones o modos de trabajo que uno jamás pensaría que tendrían en Google.  No es de extrañar el interés despertado en los asistentes a la presentación que hizo Linus Torvalds sobre Git en Google hace un tiempo atrás.

    Y eso es sólo el comienzo, ya que Google maneja versiones bastante atrasadas de Linux.  Alrededor de 30 ingenieros trabajan sobre una única base de código, aplican cambios y aproximadamente cada 18 meses sincronizan su propia versión con una versión pública de Linux.  Al ritmo que se desarrolla el kernel, la cantidad de cambios acumulados en todo ese tiempo lo convierten en una tarea titánica.

    Es tanto así, que muchas de las lineas de código que Google agrega a su propia versión son funcionalidades que se han implementado en Linux pero que no existían en la versión que usaron como base. Así sucedió por ejemplo con el soporte de 64-bit y el soporte de SATA.  Actualmente se están preparando para mezclar con 2.6.26, mientras que la versión pública ya se acerca a 2.6.32.  Los cambios de Google serán aproximadamente 300.000 líneas de código en donde un 25% corresponde a backports de nuevas características.

    El código es horrible

    Linus Torvalds quien obviamente estaba presente y no fue sólo a sacarse fotos a Japón, preguntó por qué Google no aplicaba sus cambios al kernel público.  Mike respondió que el código era bastante horrible y basado en versiones antiguas de Linux, además de que no tenían seguridad de que los cambios aplicados por ellos tuvieran alguna utilidad para otros y que probablemente sólo la mitad de éste sería publicable.  Hay que recordar que licencias como GPL no obligan a publicar el código que se usa internamente, por lo que Google está en su derecho de no publicar sus cambios.

    Otro aspecto importante es que los estándares para aceptar código en el kernel son bastante altos, por lo tanto un cambio que Google puede hacer rápidamente se convertiría en un proyecto de largo o mediano plazo al entrar en un proceso más exigente como es el desarrollo de Linux.

    Mike también habló de uno de los aspectos críticos del kernel para Google, que es la forma en que se ejecutan los procesos.  En un sistema multihilos como Linux, existe un componente que se encarga de decidir qué proceso usará la CPU en un momento determinado, este componente se llama scheduler o planificador.  Para Google se trata de un componente en donde los cambios tienen un alto impacto, ya que en sus sistemas corren unos 5000 hilos en 16 a 32 cores, mientras que en el equipo de Linux este aspecto se ataca con criterios de diseño que apuntan a un uso más tradicional.

    En general Google aplica varios cambios a medida que los necesita, en forma independiente a cómo se implementan en el kernel, hasta que llega el momento de cambiar de versión. Según los asistentes, esta participación en Linux Summit fue bastante productiva ya que se puede decir que la comunidad aprendió mucho de uno de sus principales y extremos usuarios.

     

    FayerWayer

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    Cómo convertirnos en potencia tecnológica

    No voy a hacer un análisis sobre lo que traerá esta ley. Ya lo dije en su momento. Atrasará el clima tecnológico de la nación. En un mundo que multiplica su eficiencia y competitividad gracias a los dispositivos digitales, la Argentina acaba de convertir en ley que esas herramientas sean más caras, y equipara los smartphones con las estufas eléctricas. En un mundo acuático, nuestro país aumentaría el impuesto a los botes, excepto que fueran fabricados en una de sus provincias.

    Así que las consecuencias son obvias. A nadie escapa que se trata de un impuesto que afectará más a quienes menos tienen y, a largo plazo, dañará a la misma industria que -supuestamente- pretende proteger. No hace falta que lo repita aquí.

    Mi pretensión, ahora que finalmente tenemos esta ley, es otra. Confieso que tenía alguna esperanza de que no se aprobara. De hecho, hubiera querido que se hiciera exactamente lo contrario, es decir, que se redujeran las cargas sobre estos bienes. Pero no ocurrió así. Lo que haré en esta columna es dibujar un mapa de cómo nuestra nación puede convertirse en una potencia tecnológica. A fin de cuentas, ¿por qué no?

    Veo caras de asombro. Oh, sí, siempre las veo cuando hago esta afirmación. Pero colosos como Samsung y Nokia no se originaron en países enormes y poderosos (como Estados Unidos, China o Canadá), sino en pequeñas naciones que habían sufrido guerras, genocidios y opresión, como Finlandia y Corea del Sur. Y sin embargo, allí están, en la proa del mundo. ¿Lo consiguieron acaso aumentando los impuestos a las tecnologías que no se fabricaban en una de sus provincias?

    No, claro que no.

    La Argentina no sólo es el octavo país más grande del planeta (es decir, está en el mismo club que Estados Unidos, China y Canadá), sino que, al revés que Japón, Corea del Sur o Finlandia, está atiborrada de riquezas. Pese a esto, cuando planteo que nuestra nación tiene todo para convertirse en una potencia tecnológica me miran como si estuviera hablando tonterías.

    Aquí la única tontería es que la Argentina no sea una potencia en todos los órdenes.

    Sin embargo, el crecimiento de una industria tecnológica nacional sana y poderosa será, si ocurre, fruto de una constelación de medidas y políticas de Estado, no de un impuesto aislado. Incluso si lo que se aprobó el miércoles a la tarde fuese un ejemplo de políticas impositivas bien diseñadas, no alcanzaría para impulsar la industria. Nunca una sola medida produce tales milagros. Esos razonamientos son propios del pensamiento mágico.

    Nos llevaría, además, varias décadas consolidarnos como potencia tecnológica, manteniendo firme el timón durante muchos períodos presidenciales sin que el color político nuble el dial de la brújula. Estos no son procesos simples y tampoco son rápidos. Los que pasaron de no tener nada a dominar mercados enteros lo hicieron luego de un esfuerzo sostenido y por medio de una docena de políticas de Estado no sólo inquebrantables, sino también inteligentísimas. A fin de cuentas, se trataba del futuro de sus naciones.

    La industria de la tecnología digital impone un desafío adicional: dada su naturaleza, produce mucha retroalimentación (positiva o negativa). Es decir, cuanta más tecnología hay disponible, más rápido se avanza. Y viceversa.

    Más aún: como ya no existe ninguna industria en la actualidad que no tenga alguna relación con los chips, las telecomunicaciones o ambos, ser una potencia industrial hoy significa una sola cosa: ser una potencia digital de alta tecnología.

    Hasta actividades antes separadas de la electrónica como por un abismo, caso de la agricultura y la ganadería, hoy se benefician inmensamente de la alta tecnología, y lo harán todavía más en el futuro. Imagínese nada más un campo sembrado no sólo con soja, sino con decenas de miles de microagentes semi inteligentes que pudieran enviar datos a computadoras capaces de analizar desde el clima hasta la salud de las plantas. Esto ya está al alcance de la vista, no es para dentro de un siglo o dos.

    Receta para avanzar

    ¿Cómo se llega a ser una potencia tecnológica? Bueno, no es difícil de pensar, en realidad, y basta mirar lo que han hecho otras naciones en los últimos, digamos, 30 años.

    Primero, educación, educación, educación. Cualquier empresario del software le dirá hoy lo que cuesta encontrar programadores en la Argentina. Los buscan directamente en las universidades. Les ofrecen un empleo antes de que los chicos se hayan graduado.

    Me contaba hace unos días el fundador de una empresa local de hardware que se ve obligado a reclutar a sus técnicos en electrónica directamente en las escuelas secundarias.

    Es decir, hay escasez.

    Pues bien, cambiar ese estado de cosas es la base de todo posible futuro industrial. Formar mano de obra calificada en todos los órdenes, desde el ingeniero hasta el publicitario, desde el operario hasta el transportista. Crear expertos. Sumar know-how . Nokia (de nuevo) hace el 60% de su investigación y desarrollo en Finlandia, y aun así su mayor desafío es conseguir expertos. Esto, en un país que nos dio a Linus Torvalds (creador del núcleo de Linux) y a Jarkko Oikarinen (inventor del Internet Relay Chat).

    Este es un mundo -y lo seguirá siendo durante mucho tiempo- donde el conocimiento es poder. Creer en cualquier otra cosa es tener el reloj atrasado un siglo. Fomentar la excelencia como meta en la escuela y la Universidad es la semilla de una potencia en la civilización moderna. Este signo se acentuará con el paso de los años.

    Luego, apostar a la investigación, incluso a la investigación básica, es la otra política de Estado que va de la mano con la educación. Hoy una patente se cotiza mejor que el oro. Junto con la formación de profesionales, los laboratorios son el otro eje de toda potencia industrial en el mundo de hoy.

    Pero de poco serviría formar e investigar sin coordinación, sin orden ni concierto. Ya hemos visto los resultados de eso: exportamos cerebros. A lo sumo, nos sentimos orgullosos porque hay argentinos en la NASA o en Microsoft. Vaya negocio.

    Además de formar e investigar es necesario sentar a la misma mesa al Gobierno, las universidades, los centros de investigación, los industriales y los gremios. Es una de las muchas cosas que hizo bien Finlandia, y por eso hoy tiene un Nokia. Y no tomó esta medida básica en 1890. Lo hizo en 1986. Podríamos haber hecho lo mismo.

    Todo lo dicho terminaría en fracaso, no obstante, si no se tiene otro factor en cuenta: la infraestructura. Las industrias necesitan electricidad, agua, gas, transporte y telecomunicaciones. No se fabrican microprocesadores solamente con buenas políticas o con científicos de primera línea. Esta es una industria como cualquier otra. No es cosa de polos tecnológicos, sino de invertir sistemáticamente en la trama básica de servicios que demanda cualquier industria.

    Por añadidura, todas estas necesidades (educación, investigación, coordinación e infraestructura) requieren hoy un amplio abanico de tecnologías, la mayoría de las cuales no se originan en nuestro país. Esa es la razón por la que atrasar el clima tecnológico por medio de un impuesto a los bienes importados es tan peligroso. La famosa pero incomprendida brecha digital no sólo significa que menos gente tendrá acceso a una serie de productos. Eso ya sería malo. Pero es en realidad mucho más grave: no acceder a estas tecnologías es en la actualidad equivalente a no acceder a los libros. Si se atrasa el clima tecnológico, si se agranda la brecha digital, entonces estaremos pretendiendo avanzar sin libros. Es un contrasentido.

    Estoy dejando, por cuestiones de tiempo, muchas cosas en el tintero. No soy, por otro lado, el responsable de formular políticas de Estado. Este texto no es, por lo tanto, un plan maestro. Es una forma simple de contrastar los beneficios que podría traer aumentar un impuesto frente a invertir en educación, investigación e infraestructura de forma coordinada y en un clima de acceso fácil a las altas tecnologías.

    Sinceramente, no me parece que haya que pensarlo mucho.

    Ariel Torres

    Ariel Torres publica su columna de opinión, pistas e ideas sobre computación personal desde hace más de 15 años en LA NACION.

    Escritor y periodista, inició su carrera en la revista Humor Registrado hace 30 años y ha publicado artículos en La Prensa, La Razón y la revista Expreso, especializándose en divulgación científica y técnica. Fue secretario de redacción de la revista Descubrir de editorial Perfil entre 1991 y 1994.

    En 1994 se hizo cargo de los suplementos «Ciencia» y «Salud» de LA NACION. Desde 1996 encabeza el suplemento de tecnología del diario.

    Desde 2006 es titular de la cátedra «Internet» de la carrera de Periodismo de la Universidad de Palermo.

     

     

     

    La Nacion

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    Terminado el proyecto FatELF

    “Algunos entendieron la idea y estuvieron en desacuerdo, otros aparentemente no escucharon lo que estaba diciendo y algunos simplemente aparecieron para ser rudos.

    Definitivamente pensaré dos veces antes de intentar contribuir nuevamente, especialmente si se involucra al status quo. El Open Source es mucho más gratificante cuando uno está trabajando en un proyecto propio. ¿Contribuir a otros proyectos? Resulta ser que no es muy divertido”.

    Y para dar un ejemplo de a qué es lo que se estaba refiriendo, mencionó explícitamente a esta respuesta del pintoresco Ulrich Drepper, empleado de Red Hat y muy criticado desarrollador a cargo de Glibc:

    “Sí. Es una «solución» que agrega costos en muchos, muchos lugares para un problema que no existe. No entiendo por qué la gente gasta incluso un segundo pensando en eso”.

    Buena o mala, FatELF sin duda es (¿era?) una idea osada por sobre todas las cosas, que no solo llegó a presentar una prueba de concepto tangible (una única imágen ISO multiplataforma) sino que también debió servir de inspiración a otros para mejorarla o reimplementarla de otra manera aún más revolucionaria.

    Quienes piensan que fué una idea estúpida deben recordar que los «binarios universales» de Mac OS X fueron una buena parte del éxito de la migración de ese OS a la plataforma Intel (desde PowerPC). ¿Algo de toda esa magia podría haber sido útil a Linux? Parece que ahora nunca lo sabremos…

     

    VivaLinux!

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    Windows 7, vunerable al 80% de los virus

    Las pruebas se realizaron con una instalación limpia del sistema, la configuración predeterminada que ofrece Microsoft en la UAC y sin ella, mostrando que Windows 7 es vulnerable a 8 de 10 virus de los más extendidos a los que se enfrentó.


    La conclusión de Sophos es que el propio sistema es incapaz de proporcionar protección frente al malware moderno, que sigue necesitando un antivirus instalado y que es tan inseguro como anteriores Windows.

    Cómo reflexión final:

    Windows 7 es más compatible que Vista, más pulido y más ligero, lo que unido al aumento del nivel hardware en los últimos tres años desde el lanzamiento de Vista asegura un rendimiento superior. Pero ¿es más seguro?

     

    Escuelas Libres

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    ¿Quién arranca más rápido, Win 7, Vista, Ubuntu 9.04 o Ubuntu 9.10?

    A modo de curiosidad, sólo comentar que Windows 7 es el último de la lista.

     {youtube}88aal60AqBs{/youtube}

     

    Fuente: www.theinquirer.es